Testimonio Pastor Miguel

A la edad de 10 años por un error médico, murió mi madre y ésta fue la causa de una herida y un vacío en mi corazón. El carácter de mi padre cambió y nada le hacía feliz; se desahogaba con nosotros, aunque siempre nos daba lo que queríamos. Todo esto me hizo pensar que Dios no existía. De muy joven comencé a vivir desenfrenadamente; andando de fiesta en fiestas por discotecas, probando todo lo que el mundo me ofrecía, drogas, alcohol y todo tipo de vanidades: coches, motos, viajes, todo lo que ganaba lo gastaba en caprichos, “disfrutando de la vida”. Todo lo que probaba no me llenaba, siempre buscaba algo más, porque decía: “algo más tiene que existir para ser verdaderamente feliz”.

Como todo joven conocí a una persona pensando que ella llenaría mi corazón, pero con el tiempo descubrí que no fue así. Fue en ese tiempo que unos vecinos del pueblo gitano, Me hablaron de Jesucristo y de lo que Él hizo por mí; Me llevaron a una de sus reuniones, recuerdo que cuando entré a ese lugar, sentí una libertad y una paz muy grande; podía ver y oír de cómo ellos cantaban con tanta fuerza a su Dios. En mi corazón nació un clamor hacia Dios, y le dije: “Dios, si Tú existes, quiero conocerte”, en ese momento sentí por primera vez la Presencia de Dios; fue tan fuerte que mis piernas empezaron a temblar, caí de rodillas reconociendo mis pecados, como si una fuente hubiese sido abierta, mis ojos se llenaron de lágrimas corriendo por mis mejillas; Y así, pude experimentar el Perdón, Sanidad y el Gran Amor de Dios. Dios me hizo libre de todo vicio, llenó el vacío de mi corazón y me dio verdadera felicidad. ¡Aleluya, Gloria a Dios!.

En mí, nació la necesidad de prepararme en un seminario por varios años; y en un evento cristiano conocí a la que hoy en día es mi esposa y nos bendijo grandemente con dos hijas preciosas.

Hoy en día servimos como pastores en la IGLESIA CRISTO REINA CON PODER de Madrid..

Miguel Martínez Garrido

Testimonio Pastora Delia Marecos

A la edad 10 años mi familia y yo nos enteramos de una noticia muy triste porque una de mis hermanas le había diagnosticado cáncer de colon; mi padre tuvo que viajar a Buenos Aires llevando a mi hermana a mejores médicos de Argentina.

Mi hermana estuvo ingresada 2 años en un hospital sin que los médicos pudieran hacer nada mas que hincharla de pastillas y ya llego un momento en que la desahuciaron y la enviaron para Paraguay para que mi padre vaya comprando la caja porque según los médicos, mi hermana ya no tenia solución y estaba al borde de la muerte.

Estando en la ciudad de Paraguarí, donde vivíamos, vino una misionera usada por Dios en don de sanidad; mi padre le comentó que tenia una hija enferma desahuciada por el médico de ahí fue que la llevó a la iglesia y oraron por ella.

A los 3 meses con oración y ayuno ella se sanó totalmente y a raíz de ver el milagro en mi hermana todos fuimos a la iglesia. Yo crecí yendo a la iglesia y mi encuentro con Cristo lo tuve a los 14 años, cuando yo entré en depresión y allí pude abrir mi corazón a Cristo y él llenó el vacío que tenía como joven; y desde ese entonces mi vida no fue igual, caminé sirviéndole al Señor, empecé a trabajar en la iglesia a los 16 años con los niños en la Escuela Bíblica y luego trabajé con los Exploradores del Rey y estuve en el coro y así hasta que el Señor me llamó a España.